"Y El les dijo: Por vuestra poca fe; porque en verdad os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada os será imposible." Mateo 17:20
Nuestra humanidad nos hace ser individuos que anhelamos, que buscamos; en el camino, la vida no siempre nos responde positivamente a nuestros deseos. Es ahí cuando la fe auténtica se pone en juego pero nuestra humanidad no siempre está de la mano con esa fe.
Si nacimos en un hogar cristiano, la fe en Jesucristo es una etiqueta que adquirimos en la familia, pero solo el tiempo y la verdadera búsqueda convierten a esa etiqueta en nuestra esencia humana. La vida nos muestra sus altibajos y es ahí cuando nuestra fe se prueba y se vuelve o más fuerte o completamente se desvanece. Existen circunstancias en que nuestra humanidad no nos permite entender nuestra existencia, nuestras vivencias, nuestras experiencias, pero esa fe nos permiten ver que detrás de cada problema, evento inesperado en la vida de un cristiano obediente, están hechos que nos aleccionan para ser mejores y alcanzar el plan que el Señor ha diseñado para nosotros.
La fe es como un grano de mostaza, si puede ser pequeña, pero por más pequeña que sea es un vínculo con nuestro Padre Celestial, creer en lo que no se ve, creer en lo que se espera, creer que el amor de Dios es más fuerte que nuestro entendimiento, creer que ese amor nos bendice.
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